La deficiencia de vitamina K es una enfermedad rara pero que se puede prevenir. Generalmente a los recién nacidos se les proporciona vitamina K como parte de su control médico regular. Sin embargo, ciertos testimonios, durante un tiempo, desataron la polémica sobre esta precaución, pues se decía que estaba asociado a la aparición de leucemia; hoy hablaremos sobre la vitamina K en recién nacidos.
A partir de ese dilema médico, se optó por darle la vitamina K directamente al bebé, 7 días antes del nacimiento y un refuerzo 28 días después, por vía oral. Esta forma de aplicación ha demostrado generar mejores resultados que la inyección, otorgándole mayor protección al bebé contra las hemorragias producidas por deficiencia de vitamina K.
Actualmente se siguen ambos métodos, por lo que la elección entre la inyección y la toma oral, debe ser decidida por los padres con orientación del médico especialista.