
Una de las funciones más afectadas después de una recuperación de COVID-19 es la pulmonar, el tejido se daña y se producen cicatrices haciendo que se vuelva grueso y duro, dificultando la llegada del oxígeno a los vasos sanguíneos afectando tu respiración.
El principal síntoma que notan los pacientes que desarrollan secuelas es la disnea o sensación de ahogo, que persiste después de la fase aguda, y que se manifiesta al realizar esfuerzos que no requieren de una intensidad alta, como caminar.
También puede padecer otros síntomas como tos, dolor torácico u otros más inespecíficos.Por todo esto es importante que los pacientes lleven un control con su médico de cabecera y/o especialista.