Se define la frecuencia cardiaca como las veces que el corazón realiza el ciclo completo de llenado y vaciado de sus cámaras en un determinado tiempo. Se mide siempre en contracciones por minuto, ya que cuando nos tomamos el pulso lo que notamos es la contracción del corazón (sístole), es decir cuando expulsa la sangre hacia el resto del cuerpo.
Las pulsaciones de una persona de un momento dado dependen de multitud de variables:
- Variables extrínsecas a la persona: temperatura, la altura o la calidad del aire, la hora del día o la edad del individuo.
- Variables intrínsecas del sujeto impuestas por la genética como la altura, el somatotipo, el sexo.
- Condicionales y temporales pero de carácter psicológico como el miedo, el amor, el estrés o el sueño.
- Variables que son propiamente modificables por la persona, como son la actividad física que realiza, el tipo de actividad física, el tiempo que lleva realizando la actividad y la intensidad de esta.
Durante el ejercicio la frecuencia cardiaca aumenta linealmente con el esfuerzo. La misma depende además de diversos factores:
- Edad.
- Grado de entrenamiento físico.
- Tipo de ejercicio: en el estático aumenta exclusivamente mientras que en el dinámico lo hace junto con el volumen sistólico.
- Temperatura y humedad del ambiente.
Estas respuestas ocurren en el organismo como consecuencia de un mayor requerimiento del organismo a todos los niveles y estos requerimientos disminuyen con el cese del ejercicio.