Cada 02 de Mayo se celebra el Día Mundial del Asma a jornada ha estado organizado por la GINA (Global Initiative for Asthma) y auspiciada por la Organización Mundial de la Salud, con el propósito de poder brindar una mejor atención y cuidado a dicha enfermedad.
El asma cursa con una inflamación de los bronquios, que provoca una sensibilidad de estos ante determinados estímulos, conocidos como sus factores desencadenantes; en consecuencia los bronquios se estrechan y se inflaman más, por lo que el aire tiene más dificultad para entrar.
SUS CAUSAS
El asma tiene una base genética que provoca en algunos niños una reacción anómala ante distintos desencadenantes (deporte, alérgenos, virus, etc.), que se inflamen sus bronquios y se desencadene una “crisis asmática”. Por este mismo motivo es frecuente que en una familia se puedan encontrar varios asmáticos.
Vale la pena aclarar, por comentarios que se oyen, que la alergia y el asma son cosas distintas, aunque en sí es verdad que, en niños genéticamente predispuestos a tener asma, la alergia va a ser el principal factor desencadenante.
SÍNTOMAS
El asma se manifiesta por una serie de síntomas respiratorios: tos, sibilancias (pitos al respirar), disnea (fatiga) y opresión torácica, con empeoramiento nocturno.
En función del tipo de asma – leve, moderada o grave -. estos síntomas van a poder ser ocasionales, intermitentes o casi continuos. Además no aparecen todos a la vez y, en general, la fatiga con sibilancias es el más frecuente.
DESENCADENANTES
Entre los desencadenantes más habituales están los ácaros del polvo doméstico (dermatophagoides) y distintos pólenes (de plantas, flores, árboles, etc). No son infrecuentes los hongos, el pelo y caspa de la piel de animales (gato, perro, aves, etc.), y ocasionalmente lo serán también el frío, los virus, el ejercicio o el estrés.
El humo del tabaco es un irritante inespecífico para los bronquios que favorece que se desencadene crisis en niños asmáticos.
LA CURACIÓN
En la actualidad es asma no tiene cura, pero se dispone de tratamientos que lo pueden controlar mejor que hace unos años, lo que les permitirá llevar una vida prácticamente normal.
TRATAMIENTO
De la misma forma que el diagnóstico es absolutamente individual, el tratamiento así mismo lo debe de ser. Por ello será el pediatra o el especialista en asma quien indique las pautas a seguir en cada caso, y será él quien vaya incluyendo nuevos fármacos y prescindiendo de otros, según recomiende la evolución de cada caso y las guías clínicas que periódicamente se van publicando.
El punto fundamental para el éxito es evitar la exposición a los agentes desencadenantes en cada caso. Además se cuenta con unos medicamentos, cada vez más eficaces, que permiten mantener tanto un tratamiento de los síntomas (los broncodilatadores), como de fondo (los antiinflamatorios).
Y si estos son importantes no lo es menos la elección de la vía de administración, habiéndose confirmado que la que llega mejor a los bronquios es la “vía inhalatoria”, que además tiene nulos o escasos efectos secundarios.