A los abrazos fuertes y apretados, que en inglés se les llaman afectuosamente “bear hugs” (abrazos de oso) como expresión de cariño y afecto, le hacen mucho bien al corazón y al espíritu.
Los abrazos tienen efectos diferentes en los hombres y las mujeres. Mientras que a ellas les ayudan más en el plano físico, a ellos les resultan más beneficiosos en el emocional.
Un estudio realizado en la Universidad de Carolina del Norte encontró que luego de un abrazo, en las mujeres aumentan más los niveles de oxitocina, hormona que regula los niveles de estrés y reduce la presión sanguínea, lo que baja el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.
Por otro lado, un análisis llevado a cabo por profesionales del Instituto Kinsey concluyó que los hombres dan mayor importancia al acto de estrechar a su pareja con los brazos. Los resultados del trabajo indicaron que mientras los varones que abrazan regularmente a su pareja son 3 veces más felices, en las mujeres no se registró alteraciones en sus niveles de satisfacción.